Busca esa cosa

martes, 13 de junio de 2023

NECROPHAGIA - Deathtrip 69 (2011)

Paz, amor y Charles Manson


Verdades universales: si la portada de un disco de death metal chorrea sangre es buena señal. La portada del Deathtrip 69 de los NECROPHAGIA chorrea sangre. No es una metáfora, es literal. Tiene una bolsa de sangre en la portada. Córtate las uñas porque como te descuides lo pones todo perdido y el CSI de tu pueblo va a precintar tu habitación y van a encontrar restos de semen hasta detrás del espejo. Pero eso es otra historia, tú sabrás. Volvamos a NECROPHAGIA, que son un clásico y un nombre que no engaña. Deathtrip 69 fue su sexto y penúltimo disco.

Los necrófagos, ayer por la tarde

Se llamaba Frank Pucci, pero todo el mundo lo reconocía por Killjoy. Era un flipado (pero mucho mucho) de las pelis de horror y gore setenteras y montó una de las bandas de death metal pioneras en la escena yanqui junto con POSSESSED y DEATH, aunque nunca obtuvo reconocimiento por ello. Pretendía sonar como la niña Regan de EL EXORCISTA haciendo gárgaras dentro de una serrería. Fue colega de lo más granado del underground musical texano (muchos le conocerán sólo por haber tenido a Phil Anselmo de PANTERA entre sus filas), extendió sus tentáculos a músicos de black y avant-garde (de gente de IMMORTAL y MAYHEM pasando por los nipones SIGH). No editó muchos discos pero hizo un poquito de historia como uno de los creadores y fundadores del death metal. Finalmente murió de un ataque al corazón con 48 años y todo metalero con buen gusto y tímpanos de titanio recordará con cariño su putrefacto legado. 

Frank, haciendo amigos

Killjoy siempre fue NECROPHAGIA, el pequeño gurú del underground rural yanqui. También estuvo al frente de otras 12 o 13 bandas, algunas de brevísimo recorrido, pero siempre será recordado (y venerado por algunos) como el creador en un sonido tan personal como intransferible. Ambiente tenebroso y mórbido de mucho miedo. Samples oscuros que suenan a disco de pizarra. Campanas, gorgojeos y puertas chirriantes. Esa voz de Diablo de Tasmania desollado que te provoca halitosis sólo de oírla. Guitarras grasientas y crujientes como el tocino recién frito. Ritmos, tempos y velocidades que beben del thrash y death, pero siempre manteniendo un groove estratosférico, con su algo de sludge pantanoso también. Distintas dinámicas que envuelven un plástico pegadizo, vibrante y, ante todo, muy divertido. Los virtuosismos los dejamos para otro día. Alopecia al viento y cervicales a la carbonara. Buen trabajo.


Aunque el disco es tan cohesivo como variado, hablemos de Naturan Demonto (medio tiempo asesino y putrefacto), el machaca vértebras Beast With Feral Claws, los registros siniestro-ambientales de la espeluznante Tomb With A View, con un cariz melódico-putrefacto que invitan a arquear las cejas mientras suenan campanas. Las influencias de unos SLAYER de ultratumba se hacen notar en el arranque de Suffering Comes in Sixes, donde la voz de Killjoy mastica cada sílaba para terminar con un buen machaque trotón. Si en el mundo de NECROPHAGIA existen las baladas funerarias, A Funeral For Solange es puro amor relleno de pústulas. Kyra es una patada en la entrepierna con hechuras de crust/hardcore/thrash que en menos de 3 minutos te deja para el arrastre, rubricada con coros malencarados y efectos de sonido en descomposición. Bleeding Eyes Of The Eternally Damned tira por arrebatos melódicos a medio tiempo (esas guitarritas limpias tan maidenescas), mientras Trick R´Treat apuesta por un death n roll bien simplón y cochinero con sus retazos de voces tirando a limpias. El homónimo Deathtrip 69 es el más extenso del cementerio, dedicado al sr. Manson (suya es la voz del sampler de inicio), donde Killjoy se permite unos gorgoritos zombies entre alarido y alarido para conformar un tema que suena hasta... elegante. El post-mortem termina con la muy breve Deathvalley 69, o el epílogo country de la putrefacta fiesta. Y esto es todo amigos.

CABEZAS





- Lo mejor: simple, efectivo, venenoso y tremendamente entretenido

- Lo peor: que no sepas apreciar las bondades de lo pútrido